Gema Calderón ha vivido uno de los momentos más especiales de su carrera arbitral al ser designada para dirigir la semifinal y la final de la EuroHockey League, el torneo de clubes más prestigioso de Europa. En esta entrevista, la árbitra española comparte cómo ha sido esta experiencia, lo que significa alcanzar este nivel de reconocimiento internacional, las diferencias entre el arbitraje en España y en el contexto europeo, y los retos que se plantea de cara al futuro. Con humildad, pasión y un firme compromiso con la mejora continua, Calderón se consolida como una de las grandes referentes del arbitraje español.
1.En primer lugar, enhorabuena por haber arbitrado la semifinal y la final de la EHL. ¿Cómo has vivido esta experiencia tan importante en tu carrera?
Muchas gracias. La verdad es que arbitrar una semifinal y una final de la EHL es un logro enorme para cualquier árbitro, algo con lo que muchos soñamos. Solo la designación para acudir ya representa un gran reconocimiento a años de esfuerzo, sacrificios, viajes, visionado de partidos, cursos… Pero llegar hasta la semifinal y la final es algo que, mientras estás en el torneo, no terminas de asimilar porque estás completamente concentrada en hacerlo bien. Cuando todo acaba, es cuando realmente llega ese “resacón” de emociones.
Además, el ambiente y el lugar donde se celebró hicieron que esta experiencia fuera aún más especial. Para mí, supone un hito más que me impulsa a seguir trabajando con más ganas para alcanzar retos aún mayores.
2.¿Qué ha significado para ti, a nivel personal y profesional, formar parte de un evento de tanta relevancia internacional como la EHL?
A nivel personal, ha sido un auténtico sueño cumplido. Los árbitros también soñamos con retos como este, que representan un reconocimiento al trabajo silencioso que hacemos semana a semana: horas de ver partidos, entrenamientos físicos, análisis de jugadas… Para mí, estar aquí es también un homenaje a todo el esfuerzo colectivo de los árbitros que formamos parte del CNA, siempre trabajando por mejorar día a día.
En el plano profesional, esta experiencia llega en un momento en el que ya había alcanzado otros logros internacionales, como la semifinal de la Nations Cup o partidos de la ProLeague masculina. Todo esto me da un impulso extra para seguir trabajando y aspirar a designaciones aún más ambiciosas.
3.Desde dentro, ¿cómo describirías el ambiente y el nivel de exigencia que se vive en una competición como la EHL en comparación con otras citas que has arbitrado?
Para la EHL seleccionan solo a 12 árbitros europeos —6 mujeres y 6 hombres— de distintas nacionalidades. Solo conseguir estar entre esos 12 ya exige dar tu 100% y prepararte al máximo. Antes del torneo, trabajamos con un plan de entrenamientos específico, analizamos partidos, mantenemos reuniones para visualizar jugadas y preparar el sistema de vídeo-umpire (VU) y así llegar en las mejores condiciones.
Una vez allí, todos sabemos la importancia del torneo: tienes que dar tu 200% cada día porque cada actuación cuenta. Un mal partido puede dejarte fuera de las siguientes designaciones, igual que les ocurre a los equipos que no avanzan. Por eso, cada detalle, desde el primer hasta el último partido, es crucial. Además, somos conscientes de que no solo nos ven los que están en el estadio, sino toda Europa y el mundo, así que la presión por hacerlo bien es altísima.
4. Hablando del arbitraje, ¿cuáles dirías que son las principales diferencias entre pitar en España y hacerlo en el contexto europeo?
En la EHL estamos hablando de los mejores equipos de las mejores ligas, por lo que se nota mucho la diferencia en velocidad, intensidad y estrategia. Eso nos obliga a los árbitros a estar muy preparados: anticiparnos a las jugadas y leer el juego con más precisión. Para ello, trabajamos mucho con ejercicios de activación visual, viendo vídeos de otras ligas para adaptarnos a cómo juegan y así colocarnos mejor en el campo y no quedar mal posicionados. La preparación es aún más exhaustiva que a nivel nacional.
5.¿Notas una diferencia en el ritmo de juego, en el comportamiento de los jugadores o incluso en la presión que reciben los árbitros?
Sí, claramente. Como decía, el ritmo de juego y la intensidad son muy superiores en la EHL respecto a España. En cuanto al comportamiento, es curioso: en Europa los jugadores suelen aceptar mejor los errores y siguen jugando; incluso teniendo la opción del vídeo, a veces no lo piden si no están completamente seguros, porque son conscientes de que también pueden equivocarse.
En cambio, en España, el error del árbitro es menos tolerado y la presión sobre nosotros es bastante mayor, aunque nuestro porcentaje de aciertos sea, en realidad, muy alto en comparación con otros países, también es cierto que nuestro carácter es más pasional y eso influye en que vivamos todo con más intensidad.
6.Después de una experiencia tan importante, ¿qué retos o metas te marcas para el futuro en tu carrera arbitral?
Sinceramente, la carrera arbitral es una carrera de fondo. Hoy puedes tener éxito en un torneo y mañana no, porque influyen muchísimos factores. Así que mi meta es seguir trabajando día a día. Ahora mismo mi próximo reto es la ProLeague de Londres en junio, y mi objetivo es estar allí compitiendo al máximo nivel. Por supuesto, soñar es gratis: me encantaría poder estar en un Mundial o en los Juegos Olímpicos de 2028. Pero creo que es más realista enfocarme en los retos inmediatos y confiar en que, con trabajo constante, las grandes oportunidades llegarán.
7. Finalmente, ¿qué mensaje darías a las nuevas generaciones de árbitros que sueñan con llegar tan lejos como tú?
Lo primero que les diría es que esto requiere trabajo, esfuerzo y sacrificio. Es un objetivo alcanzable, pero hay que estar presentes en nuestras ligas, asumir que vamos a cometer errores y buscar siempre la forma de corregirlos. Y también que disfruten cada pequeño logro. A veces, estamos tan centrados en alcanzar metas más grandes que no valoramos suficientemente cada paso que damos: ser designado para un torneo, llegar a cuartos, semis o finales… Todo eso son hitos importantes. Por eso, les animo a que celebren cada avance, por pequeño que parezca, y no den nunca nada por hecho. Todo se sigue trabajando día a día.