EuroHockey ha publicado un bonito reportaje sobre Sandra Adell, árbitra española y coordinadora del Comité Nacional de Árbitros (CNA) que os dejamos aquí:
Cuando la árbitra española Sandra Adell pisó el campo para su debut en el Campeonato de Europa de Hockey, se trataba de cumplir un gran hito personal. Tan solo cuatro meses antes había nacido su hija, Clara. Estar arbitrando en el mayor escenario europeo en agosto fue el resultado de meses de preparación, un apoyo inmenso y pura determinación.
Para Sandra, no se trataba de demostrar que las mujeres deban —o siquiera puedan— volver al deporte de élite tan pronto tras dar a luz. Se trataba de seguir su propio camino y cumplir una de sus grandes ambiciones deportivas. “Esta es mi historia”, comenta. “Cada persona es diferente y cada viaje hacia la maternidad y el deporte es único. No creo que haya una ‘mejor manera’. Para mí, tener el europeo en agosto me motivó. Trabajé para ello como un reto, pero sé que para otras el plazo puede ser más largo, y eso es igual de válido”, comenta.
El camino de Sandra Adell hasta el campeonato comenzó en noviembre, cuando recibió la noticia de su nombramiento. “Era mi primera designación para un Campeonato de Europa, así que estaba encantada”, recuerda. “Llegó apenas un par de semanas después de que ella y Marc Sallés se enteraran del embarazo. Con una fecha prevista de parto en abril, surgió al instante el dilema sobre lo que era posible y si era viable perseguir lo que había sido un sueño desde que cogió el silbato.
De hecho, su camino hacia el arbitraje estuvo influido por su padre, Xavi, que arbitró en los Juegos Olímpicos de Atenas y Pekín. “Lo seguíamos por todo el mundo como familia”, recuerda. “Vi su pasión y, finalmente, elegí el arbitraje para mí. Sigo jugando un poco, pero arbitrar se convirtió en mi manera de permanecer en el deporte que amo”.
Ese profundo vínculo familiar se sumaba al deseo de llegar al más alto nivel. Así que habló largo y tendido con Marc Sallés—conocedor de los sacrificios y adaptaciones necesarios para rendir al máximo nivel tras 15 años como internacional español y tres Juegos Olímpicos— sobre ello. Puso en marcha un plan físico y de preparación único que le permitió aceptar la designación con optimismo cauteloso, diciéndose a sí misma que iría paso a paso. Sí significó dejar de arbitrar tras la primera mitad de la temporada de liga española, pero se mantuvo activa en otros aspectos del hockey, entrenando a jóvenes y analizando partidos de la Pro League, además de realizar trabajo físico supervisado. “Nunca quise desconectarme por completo”, explica. “El hockey forma parte de mi vida y seguir implicada me mantuvo motivada”.
Afortunadamente, el embarazo tuvo pocas complicaciones y su hija Clara nació en abril. El parto fue bien y Sandra pudo iniciar una recuperación suave y progresiva con la ayuda de una fisioterapeuta. Caminar, ejercicios estructurados y, finalmente, volver a correr le dieron la confianza de que regresar al arbitraje de alto nivel podría ser posible. El camino hacia el Campeonato de Europa no fue sencillo. Sandra sabía que tenía solo tres meses para recuperar la forma física y superar las exigentes pruebas físicas requeridas a los árbitros internacionales. Al volver, pudo regresar al silbato en el Campeonato de España sub-18.
Pudo unirse a las sesiones de entrenamiento de la selección española, donde no solo entrenaba y arbitraba sus partidos, sino que también ayudaba a los jugadores con temas arbitrales “Fue fantástico para mí”, dice. Y agradece al seleccionador Max Caldas darle la oportunidad de estar junto al equipo. “No solo me ayudó en la forma física, sino que me recordó cuánto me gusta estar en el campo en un entorno de máximo nivel”. Para julio, Sandra había aprobado su examen oficial de condición física, superando el último escollo para asegurarse de poder acudir al campeonato.
Detrás del logro de Sandra hay una sólida red de apoyo. Sus padres, su hermana y, sobre todo, su marido fueron vitales para hacer posible el regreso. “Mi marido es mi mayor fan”, dice Sandra. “Jugó a nivel internacional, así que entiende la pasión. Sabía lo importante que era para mí esta designación y me dijo que estaría allí con Clara dondequiera que yo fuera. Ese apoyo me dio la libertad de concentrarme cuando estaba en el campo, sabiendo que ella estaba en las mejores manos posibles”.
Su hermana Claudia Adell también desempeñó un papel especial, corriendo literalmente a su lado durante los entrenamientos. “Estaba ahí para animarme, diciéndome que podía hacerlo”, sonríe Sandra. “Eso marcó la diferencia”. La imagen de la pequeña Clara en las gradas, cuidada por su padre o sus abuelos, se convirtió en un símbolo del esfuerzo colectivo detrás del regreso de Sandra. “Esto no es algo que pudiera haber hecho sola”, admite.
Sandra también destaca el papel tanto de la Real Federación Española de Hockey como de EuroHockey en su vuelta. “Me escucharon”, dice. “Desde el principio me preguntaron cómo me sentía, si estaba lista, si necesitaba más tiempo. Me dieron espacio y confiaron en mí. Esa confianza fue muy importante, porque les habría sido más fácil dar la designación al siguiente nombre de la lista. En cambio, creyeron en mí”.
Ese voto de confianza hizo que Sandra Adell llegara a su primer Campeonato de Europa sintiéndose fortalecida en lugar de presionada. Una vez que comenzó el torneo, Sandra se encontró disfrutando de cada momento. “Valió la pena todo”, reflexiona. “Estar en el campo, disfrutar del ambiente, hacer lo que amo… me recordó por qué trabajé tan duro”. Lo que le daba tranquilidad era saber que su hija estaba cuidada. “Cuando arbitro, puedo concentrarme por completo, porque sé que Clara está segura y querida con mi familia. Ese equilibrio lo es todo”.
Sandra es consciente de que su historia se sitúa en una conversación más amplia sobre las mujeres en el deporte y la maternidad. “Vemos a más hombres llevando a sus hijos a los torneos, pero ahora eso también está cambiando para las mujeres. Es importante mostrar que la maternidad y el deporte pueden ir juntos”.
Aun así, es cuidadosa de no presentar su camino como un modelo. “Para mí, volver rápido funcionó, pero sé que muchas mujeres necesitan más tiempo. Eso es normal y debe respetarse. Cada cuerpo y cada viaje es diferente. Lo que importa es que las mujeres se sientan apoyadas para tomar la decisión que sea adecuada para ellas”.
Espera que su historia pueda inspirar a otras, no estableciendo un estándar, sino mostrando posibilidades. “Mi mensaje para otras mujeres es: cree en ti misma, confía en tu cuerpo y no renuncies a tus sueños. La maternidad te cambia, pero también puede hacerte más fuerte. Puede que tengas que encontrar nuevas formas, pero tus pasiones siguen siendo posibles”.
Sandra ha disfrutado de su primer Campeonato de Europa, donde estuvo en el campo cinco partidos y como Video Umpire dos más. Se niega a hablar demasiado de ambiciones a largo plazo como los Juegos Olímpicos, prefiriendo centrarse en el presente. “Quiero disfrutar de cada torneo en el que participe”, dice. “Este ha sido muy especial y siempre lo recordaré; no solo porque fue mi primer Europeo, sino porque llegó en un momento tan especial de mi vida”.